Un relato mio de aventuras (Tocho)

Unido
diciembre 25, 2008
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Alcantarilla - Murcia
Por supuesto todavia no lo he acabado, va para triologia XD
Falta el prologo, que lo tengo en una libreta. El prologo es la entrevista de trabajo a Nathan.
Si os lo leeeis decidme que cosas mejorar y eso porfi :buf:

CAPÍTULO 1​
- Llega usted tarde señor Cussler – Dijo Crave
El día anterior Nathan había recibido una llamada de Alicia, la secretaria del señor Crave. Había buscado información sobre el en Google. Resulto ser un conocido arqueólogo llamado John Crave. Hacia algunos años emprendió varias expediciones a el océano atlántico en busca de la ciudad pérdida de Thule, más conocida popularmente como la Atlántida. Ninguna de las expediciones tuvo éxito. La cita era a las 9 y media en el aeropuerto Internacional Toronto Pearson, en Canadá. Nathan residía en una casa a una hora y media aproximadamente del lugar.
Crave no estaba solo. Le acompañaban dos personas: Un chico joven, de unos 25 años quizá. Llevaba gafas y el pelo recogido en una trenza en la parte posterior de la cabeza. Vestía con una especie de gabardina de color marrón oscuro que le llegaba a los tobillos, colocada sobre unos pantalones vaqueros de color azul y una camiseta blanca. El tipo miró a Nathan por encima de las gafas, sacó una libreta pequeña y un bolígrafo de su bolsillo y escribió algo en ella; la chica llevaba el pelo recogido también en una trenza, pero mas larga que la del chico. Leia un libro, Nathan no pudo llegar a ver el titulo. Vestía con una camisa de manga corta y unos pantalones que le llegaban un poco más debajo de las rodillas. A pesar de estar a 15 grados, ella no parecía ni inmutarse.
- Os presentareis en el avión – Les dijo Crave – Por aquí.
Los chicos le siguieron. Crave les llevo hasta la puerta de embarco numero 21…
- ¿Destino Nazca? – Dijo Nathan, mientras las letras de color rojo se iban deslizando a la izquierda seguida de los horarios de salida.
- Si tienes algún problema todavía puedes volver por donde has venido.
- No, no, embarquemos…
- Yo iré en primera clase, vuestros asientos son el 51, 52 y 53, repartíos como queráis.
Todos, con sus maletas subieron al avión.

El tipo de la gabardina se sentó en el asiento 53, mientras Nathan y la chica en el 51 y 52, respectivamente.
- Creo que no nos hemos presentado todavía, me llamo Sara.
- Yo soy Nathan, encantado – Sin dudarlo Nathan le plantó un beso en cada mejilla a la chica, que se os devolvió.
- Yo me llamo Lawrence – este fue mas frío, y se limitó a saludar - ¿Ya estamos presentados? Pues si no os importa… - saco un Ipod con el logo de Apple de su bolsillo, se puso los cascos y se recostó en su asiento.
- ¿Tu sabes que quiere este tal Crave? – Pregunto Sara a Nathan, mientras sacaba su libro y buscaba la página que tenia la esquina doblada para continuar con su lectura.
El avión comenzó a acelerar.
- Tenia la esperanza de que vosotros lo supierais, solo se que en el anuncio ponía que necesitaba gente cualificada para protección, pero nada mas. ¿Por qué te eligió a ti?
- Fui campeona de tiro con arco en 2005, parece que eso y mi gran agilidad fue lo que le conquistaron.- Hizo un gesto de simplicidad.
- Bueno, eso y un cuerpo bonito diría yo…
Ambos rieron. El avión despegó el vuelo.
- ¿Y a ti? ¿Por qué estas aquí?
- Fui policía durante 7 años, en la unidad contra el narcotráfico. Hace dos años me echaron del cuerpo.
- ¿Por?
- Preferiría no responder, si no te importa.
- Oh, por supuesto. Volveré a mi lectura – La chica sonrió y comenzó a leer su libro.
Nathan sacó un MP 3 de su bolsillo y se coloco los cascos.



Llegaron a su destino con un retraso de algunos minutos, nueve horas después. La temperatura era bastante mas alta que en Toronto, unos diez grados más.
Bajaron del avión. No viajaba mucha gente en él. Los tres salieron del avión y se dirigieron a la salida del aeropuerto María Reiche Neuman donde les esperaba Crave, al lado de un todoterreno de 4 puertas de la marca Audi.
- Vuestro equipo y ropa va en el maletero – Les dijo Crave. – Nathan conduce tú, yo te indicaré la ruta en el asiento del copiloto. Vosotros dos – Señaló a Sara y a Lawrence – Iréis atrás.
Nathan montó en el coche. Los demás también lo hicieron. Arrancó el motor.
- Sigue por esa carretera de tierra. Debería llegar hasta una especie de autopista que lleva hasta la ciudad de Nazca. El lugar a donde nos dirigimos se encuentra pasada la ciudad, a unos 30 kilómetros al sur de Nazca.
Nathan aceleró y se dirigió por el camino que le indicaba Crave.
- ¿Dónde nos dirigimos, señor Crave? – Pregunto Lawrence. Antes había buscado entre su equipaje y había sacado una libreta, donde ahora apuntaba algo. - ¿A las líneas de Nazca?
- Vamos al cementerio de Chauchilla.
- ¿Para que nos necesita? – Pregunto Nathan.
- De momento a ti te necesito para que conduzcas. Mas adelante podríais serme de ayuda. En el contrato que todos ustedes firmaron ponía claramente que no respondería preguntas sobre el propósito de la expedición, así que no diré nada más.
- Si mi información es correcta y no me olvido de algún dato – comenzó Lawrence – el cementerio de Chauchilla se trata de una necrópolis, cementerios pertenecientes a grandes ubres para los no iniciados en materia – Miró a Nathan – donde enterraron a los fallecidos de la antigua cultura Nazca. Se trata del único sitio arqueológico peruano en el que las momias se pueden ver en sus tumbas originales.
- ¿Tan bien se conservan las momias? – Pregunto Sara.
- La conservación ha sido posible en parte gracias al clima árido del desierto de Nazca en el que se encuentra el cementerio – Respondió Crave, quitándole las palabras a Lawrence.
El resto del viaje trascurrió en silencio, salvo por la indicaciones que hacia Crave a Nathan.

- Para aquí – Le indico Crave – estamos cerca, debo preparar y comprobar mi equipo.
Estaban en una extensa llanura. Parecía un desierto, pero no era arena lo que tenían bajo sus pies, solo tierra y más tierra.
Crave bajó del coche y abrió el maletero. Comenzó a inspeccionar su mochila.
- Maldito científico. Que me tiene aquí para conducir dice. Si no me pagara 7000 dólares y no estuviera a 5000 kilómetros de Toronto lo dejaría plantado y volvería a casa. No lo soporto, por dios. – susurro Nathan a los demás.
- La verdad es que no me cae muy este tipo, pero un trabajo bien pagado es un trabajo – Le respondió Sara, procurando no ser escuchada por Crave.
Lawrence se dedicaba a mirar por la ventana, con la libreta en la mano. Nathan la agarro con un rápido movimiento y comenzó a leerla en voz alta.
- “Nos dirigimos hacia el cementerio de Chauchilla, al sur de Nazca. Parece ser que Crave quiere…”
No le dio tiempo a acabar la frase, ya que Lawrence le arrebato al libreta, estaba rojo de rabia.
- ¡No vuelvas a tocar mis cosas!
- Tranquilito, solo quería echarle un vistazo.
Crave volvió a entrar al coche.
- Dentro de unos 2 kilómetros verás una pequeña caseta donde pone Cementerio de Chauchilla. Pasa por ahí y ya te indicaré donde parar. – Le indico Crave a Nathan mientras trasteaba con un GPS.


- Señor debe dejar el coche aquí, solo se puede entrar a pie -Un guardia estaba delante de ellos. Llevaba un rifle de asalto en la mano y una radio colgada en la cintura – Puede aparcar el vehiculo a la derecha.
- Hazlo – Le susurro Crave a Nathan.
Nathan aparcó el coche a la derecha de la caseta, donde había dos vehículos más.
Bajaron del coche y se dirigieron al interior del cementerio, que ahora quedaba reducido a una llanura con una especie de tenderetes donde la gente veía expuestos los huesos de los “habitantes” de la antigua necrópolis.
- ¿Qué buscamos? – Pregunto Sara.
- Hace 5 años estuve en una excavación aquí. Encontramos algo, pero las autoridades peruanas nos informaron de que lo encontrado en el parque debía quedarse en Perú.
- ¿Qué encontraron? – Lawrence mostraba bastante interés por el tema.
- Aun no se lo que es. Estaba en una tumba. Era parecido a una flauta dulce. Tenía varios orificios en su superficie. No era de madera, ni piedra… no sabíamos de que material estaba hecho. Era un material negro, suave al tacto. Encontramos otra cosa, una especie de mapa. La “flauta” – hizo un gesto con los dedos – Estaba envuelta en ese papiro. Cuando llegaron las autoridades me dio tiempo a esconderlo, supongo que seguirá ahí.
- ¿Y por que ahora? Quiero decir… pudo venir hace tiempo.
- Bueno, antes no tenía importancia. Pero hace unas semanas ese papiro me vino a la cabeza de nuevo. Estaba totalmente en blanco. Solo tenía un punto en la izquierda. Recordé donde estaba más o menos ese punto y lo compare con un mapa actual de la Tierra. Señalaba algún lugar de America, quiero descubrir donde señalaba exactamente.
- Así que buscamos un mapa que puede ser que no esté y que no sabemos para lo que sirve. – Nathan lo decía en tono sarcástico, después esbozó una sonrisa – Interesante.


- Señor, Crave ya está aquí.
- Bien. Manteneos al margen. Quiero que dos de vosotros vengan conmigo al coche. Otro que se quede aquí por si acaso.
- De acuerdo. Por cierto…
- ¿Si?
- Va con 3 tipos más. Dos chicos y una chica.
- No serán problema.


Las piedras blancas marcaban el camino a seguir. Había poca gente en el cementerio. Nathan se dedico a observa a cada uno de ellos: en el estandarte de la derecha había dos chicas: una era joven, de unos veinte años. Delgada y con el pelo rubio por el cuello. Su piel era blanca. Tenia toda la pinta de ser rusa. Le acompañaba una señora mayor. Iba encorvada y apoyada en su bastón. Hablaba con la chica rubia. En la otra caseta había cuatro hombres. Uno de ellos vestía con un elegante traje y unas gafas de sol. Llevaba el pelo repeinado y engominado haca atrás. Tendría unos 40 años aproximadamente. Uno de los tipos que estaban con el en la caseta se acerco y le dijo algo. El hombre le respondió. Acto seguido dos de ellos abandonaron la caseta y se dirigieron hacia fuera del parque, seguidos del tipo con el traje elegante.
- Bueno, ya estamos aquí. Lo difícil será coger el pergamino sin que se den cuenta, lo fácil será salir por patas.
Estaban delante de un tenderete donde se mostraban los huesos. En este había un gran cristal y dentro dos esqueletos, conservados casi perfectamente. Al de la derecha todavía le quedaba pelo incluso. Sin pensárselo dos veces Crave puso su chaqueta en el cristal y lo golpeo con su pie derecho.



CAPITULO 2​

El coche los embistió por atrás por tercera vez consecutiva.
- ¿Así que lo fácil iba a ser salir no? – Dijo Nathan mientras trataba de volver a controlar el vehiculo.
En el cementerio nadie se había percatado de la rotura del cristal ni del robo del papiro. El cristal cedió, y al ser fino casi no produjo ningún ruido. Crave había buscado en ambos esqueletos hasta que encontró el papiro en las ropas de el de la derecha. Después salieron como si nada.
Ahora estaban en problemas. A los diez minutos de salir de Chauchilla se percataron de que un Hummer los seguía. No le dieron mucha importancia hasta que les topo por primera vez.
Nathan acelero y consiguió enderezar el vehiculo. Crave se había marchado a la parte de atrás y buscaba algo debajo del asiento. Sacó una pistola del calibre nueve milímetros y se la tendió a Lawrence.
- ¿Sabes utilizarla?
- Yo… no… - Lawrence estaba notablemente asustado. Tenía el rostro pálido y la camiseta mojada a causa del sudor. Aferraba fuertemente la parte de abajo del asiento.
- ¿Y tu? – Crave le tendió ahora la pistola a Sara. Esta la cogió.
- Supongo que será igual que manejar un arco… apretar el gatillo y listo.
- Maldita sea, en las películas todo el mundo sabe usar armas y ahora solo se yo – Maldecía Nathan desde delante.
- Eres el único que sabe conducir así de bien cuando es perseguido por otro vehiculo que le embiste una y otra vez. Así que prefiero morir luchando que morir despeñado por un acantilado – Crave estaba enfadado. Siempre tenia que salir algo mal, y lo pero es que sabia que si salían vivos de esta no acabaría todo aquí.
- Sara, apunta a las ruedas – Le aconsejo Nathan – Le harás perder velocidad y seguramente el control del vehículo.
En el asiento de atrás Sara se acomodaba para disparar el arma.


- Señor, la mujer lleva un arma y esta apuntando.
- Tópales de nuevo.
El conductor aceleró y topo de nuevo al todoterreno de delante, haciendo que perdiera el guardabarros. Sonó un disparo.


El Hummer volvió a la carga… justo cuando Sara estaba lista para disparar. El movimiento del vehiculo hizo que el disparo de desviase hacia la ventanilla izquierda, pasando por delante del rostro de Lawrence, que ahora se mostraba mas pálido aún.
- Dispara de nuevo – Gritaba Nathan, mientras intentaba devolver el vehiculo a su posición.
Sara se arrodillo de nuevo en el asiento entre Crave y Lawrence. Este último colocó la cabeza entre sus rodillas, por si acaso.
Los disparos sonaron como si del portazo de una puerta se tratase. Dos de ellos impactaron en el parachoques del Hummer, rompiendo uno de los focos delanteros. Otro impacto en el parabrisas, dejando un agujero limpio a la izquierda. El otro disparo fue a parar a la rueda derecha del vehiculo. Al principio parecía que no había impactado, pero al cabo de unos segundo varios trozo de neumático salieron volando en todas direcciones. El Hummer perdió un poco de velocidad y se tambaleo a los lados, hasta que volvió a enderezarse.
- La carretera se acaba.
- ¿Como dices?
- ¡Joder, la carretera se acaba! – Grito Nathan.
Todos miraron hacia el final de la carretera, que acababa en un acantilado. No había ningún otro sitio por el que desviarse.
- ¡Mierda Nathan, habrás cogido otra carretera. Acelera todo lo que puedas! – Por mucho que intentaba mantener la calma a Crave se le notaba el nerviosismo.
Nathan pisó el acelerador a fondo, confiando en que hubiera suelo firma no a muchos metros de allí.
- ¡Agarraos!
El coche despego del suelo tan pronto como la carretera se acababa. Pasaron por encima de un barranco de unos 60 metros de altura y unos 20 de anchura. El coche aterrizo violentamente al otro lado, dando fuertes sacudidas.

- ¡Señor, hay un barranco delante!
- ¡Saltad fuera del coche!

Detrás de ellos el Hummer caía por el barranco asiéndose añicos.
Nathan salio del todoterreno. La puerta cayó al suelo al abrirla. Se frotaba la cabeza, donde tenía un pequeño corte del que salía sangre.
- ¡Guau! ¡Quiero repetirlo!
Los otros no estaban de tan buen humor.
- Joder, por poco nos matamos. – Susurraba Crave mientras se acercaba al barranco. Él tampoco tenía heridas graves, solo un corte superficial en la parte derecha de la cabeza.
El Hummer estaba hecho un amasijo de hierros en el fondo.
- No todo lo que pasa en el cine es verdad, este no ha explotado. – Nathan seguía sonriendo.
Sara salio del coche.
- ¿Estas bien? – Le pregunto Crave.
- Si, solo me he golpeado la rodilla, un rasguño. Creo que el esta peor – Señalo al interior del todoterreno, ahora en un estado deplorable, donde estaba sentado Lawrence. La puerta de su asiento estaba ahora en el suelo, al igual que la de Nathan.
Lawrence seguía igual que antes del salto: agarrado firmemente a la parte baja del vehiculo y con la cara pálida.
- ¿Estas bien? – Todos se arremolinaron alrededor suya.
- Ha sido… - balbuceó Lawrence – ha sido… ¿Cuál es la palabra…? ¡Increíble!


PD: En esta historia no salen personajes basados en Nathan Drake ni en Lara Croft XD
 
Unido
diciembre 17, 2008
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Uff esto es para ir leyendo poco a poco jjaja mañana te digo que hoy estoy espesito a estas horas. xD pero tiene buena pinta.
 
Unido
mayo 25, 2008
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me dan ganas pero esta largo haber si me lo echo jaja, saca un resumen jaja XD
 
Unido
diciembre 17, 2008
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Tio es demasiado pesado, empece a leerlo pero como estoy en internet pues hay otras cosas que me entretienen o me distraen y me impiden centrarme en tu texto que al ser tanta parrafada me hecha para atras. Tambien te digo que no soy muy lector asi que no te preocupes mucho por esta opinion.
 
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