Análisis Grow Up

alperegrina

Redactor laps3.com
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mayo 7, 2013
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Ubisoft es una de las compañías más grandes que existen actualmente en la industria de los videojuegos. Franquicias como Assassin’s Creed o Prince of Persia, además de todas las que van acompañadas por el nombre de Tom Clancy, buscan contentar a millones de seguidores y vender un buen puñado de copias. La compañía gala, no obstante, a veces saca a relucir su espíritu independiente con propuestas tan maravillosas como Child of Light o Valiant Hearts, títulos alejados de presupuestos Triple A, más artesanales y centrados en lo artístico, posibles gracias a los pingües beneficios que reportan las grandes marcas al gigante francés.

En este mismo marco encontramos Grow Home, un título de corte experimental que apareció en 2015, primero en PC y después en PS4, formando parte de la Colección de Juegos Instantánea a la que tienen acceso los usuarios con suscripción a PlayStation Plus. Nacido como un divertimento interno, los mandamases de la compañía gala no dudaron a la hora de encargarle a Ubisoft Reflections (responsable de sagas como Driver) la puesta de largo del juego. Ahora nos llega su segunda entrega, Grow Up, una nueva aventura de jardinería espacial que apuesta por mantener vivo el espíritu experimental de la obra original para ofrecer un título de apariencia sencilla, capaz de atrapar a los que se dejen llevar por la propuesta.

Al rescate de MOM




Tras alzarse hasta el infinito en su primera excursión espacial, el simpático robot jardinero BUD debe ayudar a su nave nodriza MOM a reunir todas las piezas esparcidas por un extraño planeta tras chocar contra un campo de asteroides. Mientras MOM se recompone en la luna del curioso planeta, BUD investiga todos los rincones en busca de partes perdidas, descubriendo de paso nuevas formas de vida florales, que puede aprovechar gracias a sus incuestionables habilidades como floricultor. Acompañado por las indicaciones de su amigo POD, nuestro protagonista vivirá otra inolvidable aventura.

Anunciado casi por sorpresa durante la conferencia de Ubisoft previa al E3 2016, Grow Up se descubre como una continuación lógica que respeta casi en todos los aspectos al título original, aunque añade algunas novedades interesantes a la obra, aún cuando mantiene su perfil experimental como principal reclamo. Si bien el objetivo difiere entre la primera y la segunda entrega, las tareas que llevamos a cabo son muy similares. El bueno de BUD puede analizar todas las plantas del planeta en el que se encuentra para después ir plantando semillas a diestro y siniestro, lo que nos permitirá aprovecharnos de las características únicas de cada una de ellas (alcanzar grandes alturas, en la mayoría de los casos).

A pesar de su apariencia sencilla, BUD desprende más carisma que otros protagonistas de renombre. A pesar de su apariencia sencilla, BUD desprende más carisma que otros protagonistas de renombre.
Aunque en Grow Up no debemos llegar a una determinada altura para terminar la historia, la ubicación de algunas piezas es tan estratosférica que una vez más podremos hacer uso de las plantas estelares para surcar el cielo, como si de una montaña rusa se tratase. Las setapultas y otras especies propias de la flora del planeta también sirven de ayuda para alcanzar esos pedazos de tierra que parecen inaccesibles a primera vista. Descubrir todos los tipos de plantas y aprovecharnos de sus semillas es fundamental para alcanzar nuestro objetivo, por lo que la Floradex 3.000 de nuestro querido BUD se antoja como la herramienta más efectiva del robótico jardinero. Aunque no es la única. También podemos hacer uso del propio robot para trepar por cualquier lugar a través de los gatillos del DualShock 4, un planteamiento jugable ya presente en la primera entrega y que aquí vuelve sin cambios a formar parte del control de la obra.

A lo largo y ancho del escenario encontramos una serie de mejoras de habilidad que permiten a BUD, por ejemplo, convertirse en una esfera, lo que nos hace ganar velocidad y posibilidades a la hora de desplazarnos. También destaca la presencia del planeador, el sustituto ideal de las hojas que utilizábamos en la primera entrega para surcar los cielos. Y no nos olvidamos, claro está, de la mochila de propulsión. Mejorar todas las habilidades de BUD se descubre como una magnífica idea si queremos superar nuestro objetivo de la forma más cómoda posible, aunque también tenemos la posibilidad de dirigirnos directamente a por las piezas desperdigadas por el planeta y olvidarnos de todos los objetivos secundarios.

Al igual que en Grow Home, las cosas se irán complicando al ir ganando altura, por lo que conviene estar pendiente de la ubicación de las zonas de control, que nos permiten desplazarnos de forma instantánea hasta un determinado punto del escenario. Caerse desde un punto elevado resulta tan sencillo como frustrante, por lo que es mejor andarse con mucha precaución. También resulta útil recolectar los diferentes cristales de energía repartidos por todo el mapa, proporcionando así otras mejoras a BUD. El último punto de interés que encontramos en el mapa de Grow Up reside en los desafíos, una serie de retos opcionales que nos invitan a superar unas determinadas marcas dentro de un límite de tiempo.

Las formaciones del planeta que debemos explorar son de lo más aleatorias. Las formaciones del planeta que debemos explorar son de lo más aleatorias.
Grow Up, como decíamos, puede superarse en unas cinco horas si vamos directamente a completar el objetivo principal, aunque la duración de la propuesta se puede expandir si optamos por superar los objetivos secundarios, recolectar todos los cristales o desbloquear los trajes alternativos de BUD. La propuesta de Ubisoft Reflections no está destinada a todo tipo de jugadores, por lo que conviene tener claro el tipo de juego ante el que nos encontramos antes de hincarle el diente. Su estética, control (basado en unas físicas de lo más locas, con nuestro protagonista deambulando por ahí como si estuviera borracho) y planteamiento se alejan de lo convencional, por lo que resulta importante tener estos detalles en cuenta antes de hacerse con Grow Up.

En lo técnico, la obra de Ubisoft presenta unos gráficos tan básicos como sencillos. El diseño del planeta, el crecimiento aleatorio de las plantas estelares y el propio BUD son polígonos simples en movimiento que, evidentemente, no sacan provecho de las posibilidades técnicas de PS4, otro aspecto a tener en cuenta para aquellos que buscan grandes gráficos o realismo en un videojuego. De hecho, hay algunos pequeños fallos gráficos presentes a lo largo de todo el título, incluso algún tirón ocasional en la imagen y una cámara algo tramposa, algo que ni lo experimental de la obra puede justificar. En lo sonoro destaca una música de lo más pegadiza, así como unos efectos de sonido que, por momentos, podríamos clasificar como "entrañables". El título llega, además, con textos en español.

La apuesta de Grow Up por la sencillez impregna todo el título y va hasta las últimas consecuencias. Los que disfrutaron en su momento de Grow Home tienen ahora la excusa perfecta para volver a meterse en la robótica piel de BUD, mientras que el resto de jugadores seguirán viendo en esta propuesta una extravagancia más de Ubisoft. Su ajustado precio, la "adorabilidad" del protagonista y lo directo de su planteamiento hacen del título un divertimento sano y sin pretensiones que reafirma lo importante que es para la industria que las grandes compañías hagan juegos pequeños de vez en cuando.

Ahí va un héroe de verdad, posiblemente sin rumbo fijo. Ahí va un héroe de verdad, posiblemente sin rumbo fijo.


 

 
 

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