Análisis Cars 3: Hacia la victoria

Jabote

Redactor laps3.com
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julio 17, 2015
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Fue una noticia triste cuando Disney Interactive frenó en seco y se vió forzada a cerrar Avalanche Studio, encargados de los siempre muy notables Disney Infinity. Por suerte, el que hace medio siglo fue el competidor directo en las pantallas de la empresa del ratón más famoso del mundo, Warner Bros, se hizo con esta filial. Y para rizar más el rizo, dejó que siguieran haciendo lo que mejor sabían, juegos de personajes de Walt Disney Company. Así es, Cars 3: Hacia la victoria, título homónimo con la nueva película de Disney Pixar que se estrena este viernes 14 de julio, está distribuido en todo el mundo por Warner Bros. Y ojo porque es probable que no sea el último juego de clara licencia Disney distribuido por Warner. Curiosidades de la vida, nunca se sabe cómo pueden girar las tornas ni quién trabajará para quien. La cuestión es que Avalance ha vuelto a hacer un juego muy digno, ideal para los peques de la casa, perfectamente acabado y totalmente localizado al español, y que tiene el contenido suficiente como para que su precio no se sienta “inflado” por tratarse de un videojuego oficial de película, como tantas veces hemos sufrido en nuestras consolas.



Es lo primero que uno piensa: “juego de película, castaña asegurada”, pero aquí la libertad creativa con que se ha dejado trabajar a Avalanche se ve perfectamente reflejada y consigue salirse de las bases que plantea en los cines este tercer viaje de Rayo McQueen y compañía. Cars 3: Hacia la victoria suecede tiempo después de lo que veremos en el filme, por lo que hay coincidencias justas con él, abriendo así más las posibilidades de diseño de niveles, inserción de nuevos corredores y vehículos, mecánicas, resultados, cinemáticas creadas de propio para el juego y que no tienen mucho que envidiar al trabajazo impecable de Pixar… Éste no es un juego de karting exactamente, no es un Mario Kart o un Crash Team Racing al uso, sino que se basa, más que en los objetos para fastidiar a los demás, en la velocidad y las acrobacias para conseguir turbos. De esta forma, yo diría que funciona como algo así como un Tony Hawk’s Pro Skater junto a un Sega All Stars Racing, donde la pericia al volante y saber tomar las curvas cerradas para no dejar adelantar, o tirar del freno cuando sea necesario, también determinan la victoria o la derrota.

Parques de acrobacias y atajos de vértigo. Parques de acrobacias y atajos de vértigo.


Hay otro incentivo inmediato, personajes Disney que son personajes con carisma e identidad particular. Nada menos que 22 coches diferentes ha colocado Avalanche en este garaje colorido que ir desbloqueando poco a poco y donde ir desarrollando las facultades de cada uno. Todos son personajes al fin y al cabo, con su carácter, apariencia y especialidades, tienen mucha personalidad y se distinguen perfectamente para que todo el mundo encuentre rápido un favorito, que, curiosamente, no tienen por qué ser Rayo McQueen, Mate, Sally, Cruz Ramírez y los demás protagonistas de Cars.

Esto está muy bien y se refuerza con los comentarios que van haciendo unos y otros en carrera. Comerse una mina de un rival, conseguir un turbo o encontrar un atajo en sus vertiginosas pistas hará que nuestro corredor y el resto comenten, incluso con diálogos entre sí adaptados a situación. Lógicamente, estas frases no tardan en repetirse, pero ya sabemos todos que eso de ver o escuchar cien veces lo mismo importa poco a los pequeños de la casa. De hecho, los más forofos, ¿cuántas veces habrán visto Cars?

El turbo, rueda con rueda, fundamental. El turbo, rueda con rueda, fundamental.


Armas y explosiones a tutiplén. Armas y explosiones a tutiplén.


Pese a la repetición que acaba apareciendo, un punto crucial en un buen juego de esta naturaleza, como decía al principio, es que venga bien repleto de contenido y justifique su precio en busca de una larga vida útil. Cars 3 tiene 5 modos de juego bien diferenciados que ahora resumiré por encima, solo para que veais la variedad por la que ha apostado Avalanche. Pero es que además la apuesta apunta a 21 circuitos, 16 totalmente nuevos y 5 que son remakes del juego de Cars 2, que también hicieron ellos. Como hacen los Mario Kart en cada nueva entrega, aquí se cogen y adaptan 5 pistas que ya conocerán los seguidores, se llenan de más rampas de salto y otros arreglos visuales para darles una nueva apariencia y hasta cambiar en cierta medida el trazado. Por supuesto, hay un buena arsenal de piezas y artilugios para personalizar los vehículos, desde pegatinas solo cosméticas hasta potenciadores de velocidad o mejoras en el manejo. Conseguir todo conlleva muchas horas y pasarse por todos los modos de juego, empezando por el Modo Salón de la Fama, donde se comprueba de manera muy visual y ordenada la progresión general y qué nos queda por obtener de cada coche y modo de juego.

El Modo Eventos es el principal, donde el jugador o los jugadores -tiene pantalla partida- tendrán que competir en todas las pruebas y circuitos, con un arsenal de armas bastante rico a su alcance y a obtener en las cajas sorpresa, pero también con trucos y acrobacias. Estas armas y poderes vienen a ser los típicos, turbos, minas que dejar atrás, misiles teledirigidos, escudos, charcos de gasolina para provocar resbalón… Echo de menos algún comando nuevo, que no se haya visto tanto en otros arcades de carreras.

Cada vehículo con sus particularidades y prestaciones, para que encontremos el que mejor nos va. Cada vehículo con sus particularidades y prestaciones, para que encontremos el que mejor nos va.


Ahora bien, decíamos que las acrobacias son la otra gran parte de Cars 3, de manera que es necesario ir buscando rampas de salto todo el rato para hacer a los vehículos dar volteretas, ponerse a dos ruedas, levantar el alerón, y otras virguerías que se ejecutan muy fácil y que, por desgracia, no están encadenadas en animaciones y quedan algo toscas y artificiales en saltos largos. Otra forma de rellenar la barra de turbo con acrobacias es seguir corriendo marcha atrás, o saltar en cualquier momento de la pista para ganar algo de tiempo en el aire. Tan importantes son las acrobacias, que incluso existen modos donde se premian sobre cualquier otra cosa, como el Modo Recreo, que viene a ser una zona abierta con distintos puntos de misión y tareas, objetos bien escondidos a recoger, etc. muy al estilo Tony Hawk’s Pro Skater en cada nueva área que abríamos con aquellas cintas de VHS.

En las sesiones de juego para esta review he encontrado algunos puntos discutibles más. Los atajos premian demasiado, son muy buenos, por lo que jugar con amigos que no lo hayan tocado nos da cierta ventaja. También le hubiera venido de perlas un modo online con tablas y clasificaciones, carreras por rango, y cosas así para incrementar el pique. Se echa en falta algo más de profundidad en los modos de acción, donde los coches deben correr mientras disparan a robots y otras pruebas muy centradas en los reflejos y las armas. Son pequeños tropiezos de diseño que no le dejan llegar un poco más lejos a un producto que, repito, está muy bien dentro del género en que compite y tiene el suficiente contenido como para durar más de 40 horas si se quiere completar del todo, por ejemplo para conseguirle el trofeo de Platino.

Pistas con distinta naturaleza, nocturnas, mojadas, de arena... Y se nota. Pistas con distinta naturaleza, nocturnas, mojadas, de arena... Y se nota.


En términos audiovisuales Avalanche vuelve a apostar sobre seguro y sin riesgos. Cars 3: Hacia la victoria no se ve deslumbrante en PS4, pero tampoco falla en ningún aspecto técnico. El framerate es súper estable, las distancias de dibujado adecuadas y sin popping, el colorido reforzado lo hace parecer directamente sacado de la películas y todos los efectos de partículas y brillos están en el sitio que cabe pedirle a un juego de 2017 y de PS4. Mismas buenas palabras tengo para la IA de los adversarios, que aprieta y llega a poner las cosas difíciles en las últimas pruebas, donde hay que conocerse los circuitos palmo a palmo para resultar ganador.

 

 
 

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